Cambios de paradigma en la industria automotriz. Artículo 1
Cuando llovía café en el campo automotriz
Juan Luis Guerra cantaba aquello de “Ojalá que llueva café en el campo”. En la red automotriz el café llovió y se cosecharon importantes beneficios. Se seleccionaban los granos y no hacía falta recoger los que caían fuera del canasto. Pero hoy la situación ha cambiado y el hábito de arar, cultivar y sembrar cada oportunidad no está instalado en los equipos de venta. Algunos concesionarios, sin embargo, lo están haciendo muy bien, y pese al descenso de mercado, han encontrado fórmulas para aprovechar los descalabros del entorno y ganar participación.
Cuando llovía café la situación de mercado permitía muchos lujos en la gestión de las ventas: Los equipos vivían con holgura del tráfico. La prioridad era empujar los cierres, pero el desarrollo y la profesionalización de los vendedores no estaba en la mira, ni en lo que se refiere a sus aptitudes comerciales ni mucho menos en cuanto a valores de responsabilidad y compromiso. Éste último parámetro no tiene una importancia menor; de cada 10 directivos de la industria, 9 señalan que el principal obstáculo para lograr equipos de alto rendimiento es la falta de ambición y la actitud en sus equipos. Otro elemento que no se abordó con urgencia es el hecho de que las ventas se concentran hacia el final de mes, provocando incertidumbre y estrés en la consecución de metas. Se consolidó un hábito de venta y gestión que invitaba a los clientes a tomar las decisiones de compra a última hora. Sobre esto hablaremos en un futuro artículo.
Hoy el tablero de juego ha cambiado. Son menos los clientes que llegan, dilatan más su decisión y miden mucho su inversión. Comparan, no sólo entre marcas sino también entre agencias de una misma marca. Pese a la política de precio único se juega con regalos porque el vinculo asesor/agencia-cliente es débil. En este nuevo campo el modelo de ventas es diferente:
- El tráfico de piso que entra cada mes ya no es suficiente. Hay que abrir la mirada a otras fuentes. No sólo el tráfico digital, que por supuesto es clave. Hay muchas más oportunidades que están bien cerca del distribuidor y que se han olvidado. Requieren creatividad, esfuerzo, estrategia (una simple llamada no sirve). ¿Se imaginan, por ejemplo, cuantos prospectos que vinieron semanas atrás han desaparecido del radar del ejecutivo y ni siquiera han tomado aun una decisión de compra?
- Hay que cambiar el chip: Cada oportunidad es un tesoro. No se trata de hacer lo que determina el proceso. Hay que dar una milla extra, sorprender y hacer cosas diferentes para dejar una huella. Si hay menos clientes la efectividad debe ser más alta, no al revés.
- El Gerente de Ventas debe dejar de ser un gestor, experto o capataz para ser un líder con una visión clara y desarrollador. Los dos puntos anteriores no se producen por generación espontánea, simplemente diciendo a sus equipos que abran la mirada y que den lo máximo con sus clientes. Requiere también constancia y método. Dejar de hacer algunas cosas y centrarse en otras que generen valor y una cultura de trabajo distinta.
- Requiere medir. La intuición para tomar decisiones no es una opción.
El desafío no es menor. El músculo de un liderazgo de equipos comerciales distinto requiere foco, apertura y mucha gimnasia. Demanda no sólo construir sino también “deconstruir” viejos hábitos. Requiere trabajar con lideres y con equipos. Considere buscar una ayuda que tenga una visión clara.